Adolescencia ¿Qué le pasa a mi hijo? ¿Y a mí como padre/madre?

Adolescencia ¿Qué le pasa a mi hijo?, ¿Por qué la adolescencia resulta traumática para los padres? Hemos creado un espacio para reflexionar acerca de la adolescencia y de cómo se sienten los padres ante ella, para poder pensar también cómo la vive cada uno más allá del adolescente.

Adolescencia ¿Qué le pasa a mi hijo?

La adolescencia es uno de los pasajes más complejos por los que pasa cualquier ser humano. Cambios hormonales, físicos, emocionales… que viven con mucha extrañeza y confusión, se sienten muy solos aunque estén rodeados de gente, incomprendidos por el mundo, hipersensibles a todo lo que se diga y no se diga, no saben lo que quieren pero saben que quieren y necesitan algo. Todo deriva en preguntas sobre quién es uno mismo, qué es lo que le ocurre y cómo puede volver a encontrarse en equilibrio tras esa montaña de altibajos emocionales que parece que ahora es su vida.

Los padres son espectadores directos de estos cambios, los viven a través de ellos y sufren los resultados de toda esa diatriba hacia sí mismos y de su gran sufrimiento. De esta manera, el adolescente se convierte en un extraño para los padres y para sí mismo.

De igual manera que hablábamos en el artículo «La metamorfosis de la adolescencia ¿qué le pasa al adolescente?» sobre el duelo que tiene que elaborar el adolescente, los padres también tienen que hacer una especie de duelo por el niño que ya no es. Tienen que reencontrarse con un hijo que ahora es adolescente, una persona que ya no sigue ciegamente sus normas y que les cuestiona como autoridad.

El sentimiento más común entre los padres de adolescentes es la confusión y la incomprensión. En realidad, esas mismas emociones también las tiene el adolescente que no encuentra palabras para poder explicar qué es lo que le ocurre, no sabe lo que le pasa y eso le hace sufrir enormemente.

Ahora bien, es importante tener en cuenta que una adolescencia tranquila suele ser el indicador de que algo no va bien en este pasaje, pues siempre se va a pasar por este período con ciertas turbulencias, ya que para llegar a ser adulto tiene que renunciar a muchas cosas (privilegios infantiles, queda atrás la inocencia, aumenta la responsabilidad y los deberes, etc.).

Por tanto, la adolescencia puede ser patológica, como cualquier otro duelo en el que uno tiene que elaborar las pérdidas.

Síndrome de la Adolescencia Normal

Aberastury y Knobel crean el término Síndrome de la Adolescencia Normal, como una entidad didácticapara englobar todas las conductas que se dan durante este pasaje y que son consideradas normales pero, que fuera de esta etapa evolutiva llegarían a considerarse como patológicas.

En este intento de definir lo «normal» de la adolescencia, en su libro «La adolescencia normal» describen 10 síntomas que vamos a transcribir por si os parece interesante:

  • Búsqueda de la propia identidad
  • La tendencia a agruparse
  • El valor del intelecto y la fantasía
  • Crisis religiosas donde se pone en duda su fe o se buscan nuevas religiones
  • Desubicación temporal
  • Desarrollo sexual, desde la satisfacción propia a la búsqueda de un otro
  • Reivindicaciones sociales
  • Contradicciones en su conducta
  • Distanciamiento progresivo de los padres
  • Cambios constantes de humor y del estado de ánimo

Construir una identidad

Una de las grandes preguntas que tiene el adolescente en su cabeza, aunque a veces no pueda materializarla como tal es ¿quién soy?. Como padres, llega un momento en el que uno se pregunta ¿Quién es ese y qué han hecho con mi niño? 

En este pasaje el adolescente no parará de identificarse con diferentes tipos de grupos, variados y mixtos, para ir encontrando trocitos de sí mismo. Podréis ver que va cambiando su forma de vestir, los amigos o la manera de hablar con frecuencia, que a veces tiene un discurso que varía en función de cada momento y que se posiciona en lugares contradictorios ¡se está buscando!

Podríamos decir que esas identificaciones son como unas pruebas, algunas formarán parte de sí mismo y otras serán desechadas.

A su vez, una de las quejas más frecuentes por parte de los padres es que contesta, cuando antes era un niño muy obediente; se ha convertido en un rebelde, no hace lo que se le dice, cuestiona el mandato de los padres en lugar de acatarlo en silencio, etc.

El cuerpo

Una de las cosas que más van a llamar vuestra atención en la adolescencia son sus cambios físicos y a ellos también, están ante un cuerpo extraño y aunque propio les resulta desconocido.

A través del cuerpo se gestiona todo, son tantos cambios (acné, pechos, pelos, tono de voz…) en tan poco tiempo que a veces temen romperse y que nunca llegue el momento de poder reconocerse.

Todos estos cambios físicos lo hacen hipersensible a la mirada del otro, resurgiendo también los instintos que se han mantenido latentes, como la sexualidad, que en un principio genera una gran angustia que se integra en procesos de enamoramiento, el amor platónico, la búsqueda de orientación sexual y de género.

El grupo

Los padres suelen comentar en consulta que comienzan a notar como sus hijos ya no quieren ir con ellos de la mano por la calle, que ya no quieren pasar tanto tiempo con ellos y que prefieren estar con sus amigos, que ya no les acompañan a hacer la compra porque prefieren quedar con otros.

Ésta es una de las razones por las que decimos que los padres también se ven invadidos por un duelo que tienen que realizar, porque el hijo comienza a mirar más allá de la familia en búsqueda de iguales que le digan quién es.

Puede que resulte doloroso para los padres pues siente que les están cambiando por otros o que les traicionan, pero esa salida del adolescente hacia un grupo externo a la familia es un paso normal.

El adolescente desplaza todo ese saber de los padres a sus iguales, en quienes confía y a quienes les cuenta todo. De ahí que escuchemos habitualmente «papá estás desfasado» o «mamá, tú no sabes nada, no me entiendes«.

A su vez, uno de los cambios que vemos en la actualidad es que siempre están en grupo. Ahora, con las tecnologías siempre están en grupo a través de las redes sociales pero el exceso no es saludable. Un adolescente necesita poder aprender a estar solo consigo mismo, crear un refugio interno y seguro, conocerse individualmente.

Desubicación temporal

Una de las cosas que habréis notado como padres es que ellos sienten como si las cosas hubieran pasado en un período de tiempo completamente diferente al vuestro.

Todo tiene que ser ahora y cada instante se vive con una sensación de urgencia, de tremendismo absoluto.

¿Por qué la adolescencia resulta traumática para los padres?

Hay muchos padres que parecen sufrir terriblemente con la adolescencia de los hijos y, podríamos aventurarnos a señalar algunos aspectos que pueden responder a esta pregunta o ser el motor para generar nuevas preguntas.

La separación del adolescente

La tarea principal del adolescente es separarse de sus padres para poder construirse de manera individual, para poder ser más allá de uno más en el círculo familiar y ser por sí mismo.

En la relación paterno filial, la adolescencia es un momento de ruptura y separación, es el momento en el que el hijo deja de ser niño y los padres se ven abocados a darles un nuevo lugar en su psiquismo, pues el nivel de dependencia es completamente diferente y ese hijo comienza a mirar hacia la vida con un renovado interés y curiosidad, dejando el tema familiar a un lado y apostando por lo social, por lo externo.

Hay psicólogos que hablan del síndrome del nido vacío para hacer referencia a ese momento en el que los hijos se van del nido. Si lo repensamos en la adolescencia, sería ese momento en el que los hijos prefieren hacer actividades con otras personas en lugar de con los padres, quienes lo pueden vivir de una forma muy negativa y dolorosa pues se sienten repuestos.

La propia adolescencia de los padres

Podríamos pensar que hay personas que han podido quedarse fijadas en determinados aspectos de su adolescencia, que recuerdan con nitidez lo bien o lo mal que lo han pasado, lo que les puede llevar a ser terriblemente permisivos ante las peticiones de límites (hora de regreso a casa, reacción ante el consumo de alcohol u otras drogas, alimentación…) que suelen hacer los adolescentes ante un mundo que les parece completamente distinto y necesitan algo que les sostenga, o padres que resultan aún más estrictos ante sus propios recuerdos.

Este pasaje por la adolescencia de los hijos también pone en contacto a los padres con su propio envejecimiento, con ese sentir que la vida pasa y hacen recuento de todos los momentos pasados. Hay padres que sienten que se han volcado tanto en la vida de sus hijos que, cuando comienzan a alejarse en la adolescencia, no saben qué hacer ahora con sus vidas, también sienten su propio vértigo ante los cambios que se avecinan para sí mismos.

Las expectativas personales, las expectativas del hijo

Inconscientemente nos encontramos con padres que desean que sus hijos cumplan sus propios logros y fracasos, es decir, que o sigan sus pasos o consigan aquello que ellos no pudieron. Ésta es una manera de ver al hijo como una prolongación de sí mismos en lugar de un ser humano diferente, distinto, independiente, el cual tiene sus propios sueños.

Ver las luchas del propio hijo, también puede llevar a que uno conecte con aquellos fracasos con los que no pudo lidiar y le resulte mucho más complicado aceptarlos en su hijo, pues todavía tiene que aceptar sus propias limitaciones.

Más allá de esas hipótesis y aventuranzas, no nos olvidemos que habrá que escuchar la subjetividad de cada sujeto.

Como veis, la adolescencia no sólo es una etapa de grandes cambios para el adolescente, también para unos padres que tendrán que empezar a aceptar que su hijo ya no es un niño y que está luchando por encontrar su propio lugar, que busca tener sus ideas propias y empezar a soñar con volar.

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