Cómo controlar el miedo a conducir

El miedo a conducir, también llamado amaxofobia, afecta a muchas más personas de las que puedes llegar a imaginarte. En este artículo vamos a compartir contigo algunas ideas que pueden resultarte útiles para entender qué es lo que te ocurre, hacer algunos ejercicios para perder el miedo a conducir y recomendaciones para perder el miedo.

Recomendaciones para perder el miedo a conducir

En este artículo vamos a darte información general pero, como siempre, si quieres trabajar este miedo a conducir y el origen real del mismo, es fundamental que acudas a una terapia psicoanalítica para tratar la fobia.

De dónde puede venir el miedo a conducir

El miedo a conducir puede aparecer en cualquier edad y persona, incluso a conductores muy experimentados. Se describe como un temor irracional a algo que realmente no supone un peligro real, lo que genera unos síntomas físicos asociados a la ansiedad, como sudoración, taquicardia, náuseas, tensión muscular, además de los síntomas psicológicos.

Este terror a ponerse detrás de un volante puede estar asociado a un trauma previo, como puede ser un accidente de tráfico. Sin embargo, no siempre tiene que ver con una mala experiencia al volante o como acompañante, también puede haber otras causas.

Origen del miedo a conducir

Si lo pensamos desde el ámbito psicoanalítico, el miedo a conducir puede tener su origen en otro motivo de sufrimiento, el cual ha sido desplazado por la mente hacia un objeto o una acción. En este caso, estaríamos hablando de que un sufrimiento emocional ha sido desplazado a la acción de conducir.

«Si no sé cómo manejar mi vida, cómo voy a manejar un coche». De forma muy superficial, si cogemos este ejemplo, podríamos ver que hay algo de una angustia previa que se traslada a la conducción. Es como si dijera «no puedo conducirme yo solo por la vida». ¿Esto siempre es así? No. Es un ejemplo general para poder representar lo mencionado de una forma más accesible.

Ejercicios para perder el miedo a conducir

Haciendo una lectura rápida pero variada en internet para conocer qué ejercicios hay para perder el miedo a conducir me he encontrado con recomendaciones que implican terapia sí o sí: trabajar la autoestima, la confianza en uno mismo, los pensamientos, etc. Esto quiere decir que no hay unos ejercicios sencillos que ayuden a perder el miedo a conducir -si hablamos realmente de una fobia instaurada- si no que requiere de un trabajo terapéutico.

Ejercicios para perder el miedo a conducir

Dicho esto, algunas ideas – muletilla que pueden ser interesantes de incorporar en vuestro día a día son:

  • Clases de reciclaje o perfeccionamiento. Si no tienes un pánico tremendo a conducir pero sí que sientes que tu ansiedad aumenta y crees que todo proviene de que te encuentras inseguro al volante, una opción puede ser apuntarte a unas clases de reciclaje o perfeccionamiento en una autoescuela.
  • Comienza a conducir con alguien que te dé seguridad. Puede ser útil a corto plazo para comenzar a soltarte un poco al volante, sobre todo si estás empezando. En el mejor de los casos, después de unos días o semanas podrás conducir tú solo, por lo que no hablaríamos de una fobia a conducir si no un susto por falta de experiencia.
  • Prepara una lista de música que te guste, esto ayudará a que te relajes y que puedas estar de mejor ánimo ante el volante. Esto no te va a quitar el miedo a conducir, está claro, pero sí a estar más tranquilo para tener una mejor experiencia al volante.
  • Respira profundamente. Es impresionante la de veces que nos olvidamos de que lo más sencillo es nuestro mejor aliado y aprender a respirar correctamente te ayudará a controlar mejor los síntomas físicos de ansiedad, e incluso a despejar la mente. Al igual que en el caso anterior, no te quita el miedo a conducir pero alivia.

Recomendaciones para perder el miedo a conducir

Lo primero que tienes que tener en cuenta es que los tiempos de la mente no son los tiempos cronológicos que señala un reloj. Esto es fundamental tenerlo bien presente a la hora de empezar a afrontar un miedo y de intentar elaborarlo.

Como controlar el miedo a conducir

Si partimos de la base de que el miedo a conducir puede estar generado por un sufrimiento diferente que se ha desplazado a esta acción, tenemos que tener presente que puede desaparecer el síntoma -miedo a conducir- pero no el sufrimiento que lo genera. Salvo que hagamos un proceso psicoanalítico para ver de dónde proviene.

¿Qué puede suceder si no se trabaja el origen de la fobia? Que la mente recurra a otras vías para hacernos saber de que hay un sufrimiento que no estamos tratando. Por ejemplo, tal vez no al momento, pero en un determinado plazo de tiempo puede aparecer otra fobia, como miedo a los espacios pequeños o coger un ascensor.

Por ello, es fundamental que más que poner tiritas sin tratar la herida, hay que lavar y curar bien para que pueda cicatrizar; es decir, hacer un trabajo terapéutico que dé una lectura diferente a los síntomas y pueda llegar al origen real de dicho miedo.

Un ejemplo que suelo utilizar en consulta es hablar sobre la fiebre. Ésta es una señal de que el cuerpo está tratando de combatir una enfermedad o infección, entonces, si quitamos la fiebre sin saber que la ha provocado, no estamos tratando el origen si no el síntoma visible, no sabemos si hay una infección de oído o algo mucho más grave. Y, por el hecho de que se quite la fiebre, no se quita la enfermedad que la está originando y que, muy listo el cuerpo, nos avisa a través de la fiebre de que algo no está yendo bien. Igual hace la mente con los síntomas.

Como controlar el miedo a conducir

Si necesitas quitarte el miedo a conducir ya mismo porque tu trabajo depende de ello, lo ideal es que hagas una terapia cognitivo conductual, que afirman por internet que en 3 a 10 sesiones te lo has quitado. Pero, mi recomendación, sería que una vez que te «quites» ese miedo hagas una terapia psicoanalítica para que puedas tratar realmente el sufrimiento que ha derivado en una fobia a conducir. Si no, con el ejemplo de hace un ratito, estás poniendo una tirita a una herida sin limpiar y todos sabemos cómo acaba eso.

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