Mi peor enemigo soy yo mismo

No hay un juez más severo que esa parte de uno mismo que dice «lo podría haber hecho mejor», «¡Qué ridículo! cómo he dicho…», «van a pensar que ahora soy…» y uno acaba en un bucle infinito dándole vueltas a estas frases y torturándose así mismo. Te contamos por qué pasa esto.

Freud, en su libro El malestar en la cultura, desarrolló el concepto de conciencia moral y el superyó.

Cuando un bebé va creciendo recibe de sus padres, entre otras muchas cosas, amor y también nociones de sí mismo, de lo que está bien o lo que está mal, de lo que se espera de él, de lo que hace feliz a sus padres, de lo deseable a nivel social y familiar, etcétera. Todo esto lo va internalizando como algo propio.

Si lo pensamos en un niño de más edad, en movimiento, nos puede resultar más sencillo poder pensar que aprende cuáles son los mandatos y prohibiciones que va incorporando para poder manejarse en casa, en el colegio, en el parque… Al principio, son los padres (tutores, adultos) los que van señalando y encauzando, los que dicen «bien hecho, estoy orgulloso» o «hay que repetirlo/mejorarlo/mal». A posteriori, es la propia persona, sin necesidad de esos otros externos, la que dictamina sus juicios: bien, mal, fatal, fenomenal etc.

Lo que ya va ocurriendo a uno con uno mismo, y sin darse cuenta, es que no solo uno juzga aquello que ha hecho si no también lo que ha podido desear. Por ello, a veces uno puede sentir culpa de forma consciente (sabe qué es lo que le genera esa sensación) y otras veces siente una culpa y una angustia que no entiende a qué se debe porque se trata de algo inconsciente.

A esto que estamos describiendo, esa conciencia moral y superyó, también tenemos que incluir los conceptos de Yo Ideal, Yo e Ideal el Yo, que vamos a traducir como: Una cosa es quien uno es en la actualidad y otra cosa es aquel que me gustaría ser o ese que siento que he de ser para ser amado y valorado. Los juicios tan exacerbados y culpabilizadores muchas veces tienen que ver con esa comparación entre lo que uno ha hecho y siente que debería de haber hecho, y esa diferencia puede llegar a causar mucho dolor. Al igual que hay quien llega a alcanzar sus propósitos con éxito pero siempre se queda con la sensación de «pero debería … más», es decir, parece que hagan lo que hagan nunca es suficiente.

¿Esa comparación es justa?, ¿Se trata de un buen ideal? En muchísimos casos se trata de un ideal imposible, inalcanzable, de aspirar a una perfección inexistente, por lo que uno suele entrar en un duro bucle en el que puede sentirse como un mierda, una persona que no vale y no merece la pena, que no merece amor, que no cae bien, que es un fracaso, etc. Depende de cada persona puede ser más suave o más sádico.

Estos son solo algunos conceptos que pueden ayudarnos a darle unas pinceladas a estas cosas por las que pasamos todos los seres humanos, con más o menos intensidad, con mayor o menor repercusión y malestar. Después, en cada uno hay unos entresijos diferentes que hay que ver en el trabajo psicoanalítico del caso por caso.

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Un Comentario en “Mi peor enemigo soy yo mismo”

  1. ROSI dice:

    Aveces no es el enemigo que está dentro de uno, sino fuera que te dejan ver lo que no eres, pero la fuerza de voluntad hace que no interfiera en tu vida .. es la maldad de muchas personas que quieren hacer la vida imposible, sobre todo compañeros , profesores etc… humanidad no queda en realidad somos los seres humano daña y ese ese el enemigo que te hace sentir mal…