Características de una persona resiliente

¿Cómo saber si eres una persona resiliente? Hay algunas características que definen a las personas resilientes, aspectos que pueden potenciarse, aprenderse o trabajar de forma individual o grupal para favorecer la adaptación y la superación de la adversidad.

Resiliencia

¿Qué es la resiliencia?

La palabra resiliencia tiene su origen en el latín, resalire, que quiere decir recomenzar. Tal y como os comentamos en el artículo «Resiliencia: conviértete en un ave fénix«, la resiliencia hace referencia -en palabras de Grotberg (1995)- a «la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas, y ser transformado positivamente por ellas”.

Por tanto, no sólo hablamos de sobrevivir a un hecho traumático o a una experiencia trágica, si no que también se añade la capacidad de salir fortalecido de esa experiencia. De ahí que cuando se hable de personas resilientes se haga referencia a seres humanos capaces de crecer en la adversidad, con toda la grandiosidad que ello implica.

Características de una persona resiliente

La resiliencia es una de esas palabras que cuando uno la pronuncia siente que le llena. Un término que cada vez tiene más renombre, lo que ha propiciado que aumente el número de personas que se preguntan acerca de la resiliencia y de cómo pueden fomentarla en sus propias vidas, y es que no se trata de algo con lo que uno nazca, si no de una manera de entender el mundo que se puede aprender de otros y trabajarla individualmente.

Autoconocimiento y autobservación

Pueden parecer dos términos que no dicen mucho, pues la gran mayoría de personas viven pensando que se conocen a sí mismas, incluso profundamente. La realidad de hoy día, de esta sociedad, es que pocos paran a pensarse o a pensar en la vida que llevan, todo se basa en la política de «lo quiero ahora» y del placer rápido aunque efímero.

Sin embargo, las personas resilientes suelen ser aquellas que han tenido que enfrentarse a sus luces y sus sombras, saben cuáles son sus límites y fortalezas, por lo que sus metas son más concretas y las expectativas personales más ajustadas.

A su vez, ante las dificultades, pueden pararse a pensar y diferenciar si eso que ocurre tiene que ver con ellos mismos, si la causa es externa o interna, para saber de qué se pueden responsabilizar y de qué no, cómo afrontarlo y solventarlo.

La dificultad o el error como una forma de aprendizaje

Su forma de ver la vida les permite traducir las dificultades u obstáculos que se presentan en sus vidas como una forma de aprendizaje, como la oportunidad de explorar sus capacidades. Lo mismo sucede con los errores, entendiendo el fracaso como una oportunidad de aprender algo más de sí mismos y crecer.

Autoestima

Las personas resilientes conocen y confían en sus capacidades, lo que les otorga una mayor seguridad en sí mismas. Como mencionábamos anteriormente, conocer cuáles son tus propias capacidades también te permite saber cuáles son tus propias limitaciones.

Vivir el aquí y ahora

Vivir el presente abrazando el pasado o mirando constantemente el futuro, es una forma de pasar por el presente sin vivirlo en absoluto. Las personas resilientes viven el presente, aprendiendo a dejar atrás lo que ya fue y sin preocuparse por lo que vendrá, saben que el único tiempo donde pueden cambiar las cosas es el momento actual, lo demás fue o vendrá.

Empatía

Sin duda alguna, se puede afirmar que las personas resilientes son empáticas. No se trata de que se pongan en la piel del otro, pues cada uno tenemos nuestra forma de sentir y de entender la vida, si no la posibilidad de conectar emocionalmente con los demás, de ser sensibles a la felicidad o al dolor ajeno, de poder ofrecer apoyo.

Son personas objetivas

La objetividad no es algo de lo que todo el mundo pueda gozar o alardear, pero las personas resilientes suelen tender a ver el mundo desde un prisma objetivo, aunque suele estar teñido con un halo de positividad que les permite ver todo como una oportunidad para crecer y avanzar. Es como seguir el lema «lo mejor está siempre por llegar».

El humor es su compañía

Aprender a reírse de uno mismo, de la vida, de las dificultades… Aprender a ver en días oscuros un poco de comicidad siempre es una manera de afrontar los hechos con menos pesadumbre y más tenacidad.

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