«No sé lo que me pasa«, «No sé por qué no soy feliz«, «No sé por qué lloro«… Hay momentos en los que las palabras parecen inaccesibles y uno vive con extrañeza sus propias emociones. Sobrepasado por un malestar que le resulta incomprensible, desconocido intrínsecamente pero que sufre en carne propia con tal intensidad que la vida parece una tortura. Se llama Angustia.
Cada vez son más personas las que sufren de angustia y ésta aparece a a través de diferentes presentaciones clínicas como la angustia vinculada a lo familiar, las patologías del acto, las toxicomanías, la angustia laboral, entra otras.
Es un tema larguísimo a tratar y sólo vamos a compartir con vosotros unas pinceladas del mismo, pues también hay diferentes formas de entender y tratar la angustia. Para nosotros, el psicoanálisis es el método más apto para poder llegar a entender qué es la angustia y qué es lo que se oculta bajo «no sé lo que me pasa».
No sé lo que me pasa: Angustia
La angustia de no saber qué ocurre a través de la lógica más directa, de no poder asociarlo con nada a pesar de que uno se pone a analizar consigo mismo cada paso del camino que ha dado. Angustia de sentir que la mente, las emociones, doblegan al cuerpo y la voluntad.
Es probable que esa Angustia venga acompañada de algún síntoma psicosomático que provoque que uno se sienta limitado, incapaz de llevar el ritmo de vida que llevaba anteriormente (personal, profesional, social) y que le haga sentir más inseguro e inestable.
Hagamos un paréntesis para señalar que el síntoma psicosomático no es algo que uno se provoque conscientemente, sino que la emoción se está expresando a través del cuerpo. Podéis leer más acerca de ello en este artículo «Enfermedades psicosomáticas, la emoción ligada al cuerpo«.
No saber qué ocurre, no saber qué pasa, es el inicio de una pregunta que se puede contener con pastillas pero que nunca hay que acallarla con la farmacología. Es el momento de acudir a un profesional para que pueda escuchar, asociar, trabajar para juntos poner palabras a la angustia.
El miedo no es angustia
A veces se confunde la sensación de miedo con la angustia pero no es lo mismo, ni son los mismos términos.
Uno sabe qué es lo que le genera miedo, algo externo que le genera una sensación de terror y que puede generar diferentes tipos de respuesta ante ese algo: huir, gritar, pedir ayuda, etc.
La angustia es un afecto inespecífico que puede desplazarse de un lugar a otro; como una amenaza que procede de uno mismo, no es externa, es interna. Las palabras faltan en el paciente «no sé qué me pasa», no está ligado a nada a simple vista y se requiere de un trabajo profundo para poder encontrar los hilos que permitan transformar esta angustia en algo tolerable para el paciente. En un miedo -fobia, entendido como una defensa psíquica- dela que pueda hablar, que pueda comprender, entender, para después poder alcanzar la cura de la misma.
Angustia. Hablar libremente
Muchos pacientes encuentran en la medicación un salvoconducto que les hace sentirse un poco más seguros, más tranquilos, porque se ha colocado sobre la pastilla toda posibilidad de cura y superación. La realidad es que la medicación sólo contiene los síntomas, no cura, porque estamos hablado de un conflicto a nivel psíquico y no físico, donde sólo las palabras pueden acudir al rescate del alma.
Sólo en este hablar lo más libremente posible ante el psicoanalista le permitirá a uno conocer qué es lo que le ocurre, pues el síntoma tiene que ver con la historia del sujeto. Ese síntoma que sufre ya dice algo sobre sí mismo, del lugar en el que se encuentra colocado en la vida, en sus conflictos, habla de su deseo.
“Porque para que el pasado me cause angustia es necesario que esté en una relación de posibilidad conmigo. Si me angustio por una desgracia pasada no es precisamente en cuanto pasada, sino en cuanto puede repetirse, es decir, hacerse futura.” (Kieerkegard, 2007)
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